LA ESCUELA EN LA NUEVA ESPAÑA INDUSTRIAL (1952-1975)
La etapa que va de 1951 a 1959 aproximadamente, fue un período de transición en la vida económica de España. La política económica tiende a flexibilizarse, y la iniciativa privada se revitaliza.
En 1950 España es admitida en la ONU, y en 1953 firma tratados económicos y militares con los Estados Unidos. El INI, a tenor de las circunstancias, modifica su visión autárquica de la industria y emprende andaduras en colaboración con países extranjeros. Durante este período se llevan a cabo tres de los mayores proyectos de la historia del INI: REPESA, ENSIDESA y SEAT.
La buena marcha de los proyectos públicos y la reactivación de la iniciativa privada demandaban más técnicos de grado medio y alto. Para enmendar esta falta de ingenieros nació el Decreto de 6 de marzo de 1953, que restableció el número mínimo de alumnos que habían de ingresar en las Escuelas Especiales de Ingenieros y Superiores de Arquitectura durante el curso 1952-1953. Estas son las cifras:
EEI Aeronáuticos | 30 alumnos |
EEI Agrónomos | 65 alumnos |
ES Arquitectura de Madrid | 35 alumnos |
ES Arquitectura de Barcelona | 15 alumnos |
EEI de Caminos, Canales y Puertos | 65 alumnos |
EEI Industriales de Barcelona | 100 alumnos |
EEI Industriales de Bilbao | 50 alumnos |
EEI Industriales de Madrid | 100 alumnos |
EEI de Minas | 60 alumnos |
EEI de Montes | 40 alumnos |
EEI Navales | 30 alumnos |
EEI de Telecomunicaciones | 30 alumnos |
EEI de Industrias Textiles (Tarrasa) | 50 alumnos |
El anterior Decreto provocó algunas reacciones en contra. Algunas de estas reacciones provenían de ingenieros destacados, que temían que la calidad de la enseñanza disminuyera al aumentar el número de alumnos. He aquí por ejemplo, lo que dice Manuel de Foronda en la revista DYNA:
“…Interesa, por lo tanto, conservar la calidad en una profesión en la que, por basarse fundamentalmente en las ciencias exactas, no permite una formación mediocre en esta disciplina.
Esta cuestión de la calidad es fundamental y no debe ser rebajada ya que, sin desdoro de ella, marcando una gradación justa, existen (y por cierto, con excelente preparación) los que pudiéramos denominar técnicos de grado medio.
Considérese el hecho de crear ingenieros que pudieran ser inferiores a los formados en el extranjero, obligaría a los ingenieros españoles a solicitar la ayuda técnica de aquéllos, creando así una servidumbre que, en definitiva, resultaría tan perjudicial, como lo sería, por un falso pundonor patriótico, no aceptar su cooperación cuando, ante un caso determinado, nos consta sean precisas sus colaboraciones.”
En la misma línea se expresa la revista DYNA en su editorial de mayo de 1953:
“…La formación de ingenieros en clase y número suficiente, es uno de los temas más sugestivos que se nos presentan.
En Norteamérica se hacen esfuerzos por conjurar la escasez de ingenieros, pero al mismo tiempo se lee en revistas técnicas observaciones, y consejos acerca de los peligros que un número sin calidad puede llevar consigo. “No más ingenieros, sino mejores” dice un comentarista…”
El 28 de Septiembre de 1955 apareció en ABC la siguiente noticia:
“…Con la ley de Formación Profesional Industrial, que aprobaron las Cortes Españolas en julio pasado, se ha iniciado la solución de un problema de evidente trascendencia nacional…España necesita técnicos de grado medio y superior en el plazo de tiempo más breve posible.
Lo hecho hasta ahora es, sin embargo, insuficiente…mientras en los pasados quince años los estudiantes de Facultad universitaria se han triplicado, el número de alumnos de ingeniería ha variado en proporción mucho menor.
…Hay sin embargo dos hechos evidentes. Son muchos los aspirantes a ingenieros que se quedan en aspirantes porque no tienen capacidad para más, y muchos también los que abandonan los estudios de preparación después de dos o tres años porque sus posibilidades económicas les impiden seguir este aprendizaje largo y costoso. Con lo cual, en numerosas ocasiones, obtienen el codiciado título los más resistentes y no los mejor dotados…”
Para paliar la escasez de ingenieros se estableció la Reforma de las Enseñanzas Técnicas en 1957. Como medidas más importantes destaca la sustitución de los exámenes de ingreso por dos cursos previos: “el selectivo”, común para todas las ingenierías, y el “curso de iniciación”, que se impartía en la Escuela a la que se aspirase. Este curso de iniciación contenía materias relacionadas con una ingeniería concreta (Montes, Agrónomos, Caminos…). Después del curso de iniciación seguían cinco años más, siendo los tres últimos los de especialización.
Además, se facilitó el acceso a los candidatos procedentes del sector laboral, modificando los horarios de modo que un estudiante pudiera seguir la carrera y trabajar al mismo tiempo.
El nuevo plan también creó la figura del Doctor Ingeniero, máximo peldaño de la carrera.
También incluía la Reforma criterios para coordinar y poner en contacto las diferentes ingenierías, así como las diversas Escuelas de España. Buscaba facilitar convalidaciones, reducir escolaridad a estudiantes cualificados…
El nuevo plan no surgió en 1957, sino que se fue creando poco a poco, en disposiciones sucesivas. Por ejemplo, en 1958 se listaron las especialidades de que constaba cada ingeniería, que para Industriales fueron las siguientes: Mecánica, Acústica-Óptica, Electrotecnia, Técnicas Energéticas, Químico-Metalúrgica, y Textil.
El plan completo apareció en 1962.
También, a raíz de la Reforma de las Enseñanzas Técnicas de 1957, aparecieron los profesores de dedicación exclusiva, lo cual contribuyó muy favorablemente a la enseñanza. A partir de entonces, cobraron vida los laboratorios, las clases prácticas, y en general toda la Escuela. Antes de existir la dedicación exclusiva, los profesores sólo permanecían en la Escuela el tiempo que duraba la clase, para después marchar a sus respectivas empresas. Por entonces el sueldo de un profesor no daba para mucho, y por eso todos o casi todos los profesores simultaneaban la enseñanza con otro empleo.
El actual Catedrático de Máquinas Térmicas, Sr. Torralbo considera que la dedicación exclusiva fue una medida muy acertada. Sin embargo, también indica un posible peligro: la incorporación de profesores a las cátedras sin haber pasado antes por otros puestos en la empresa.
El 13 de Diciembre de 1959 nació la Tuna de nuestra Escuela. El promotor fue un alumno de Primero, D. Fernando Maldonado, al que rápidamente se unió D. José María Ruiz de la Prada. El primer grupo de tunos estaba formado por Leonardo González como director musical; Santiago Barcena, el cantante; Gabriel Vidal, el bandera; Rogelio Díaz, pandereta laúd y guitarra, y con ellos José Ramón Alonso, Paco y Perico Anguita, Rafael Bermejo, Javier Carrasco, Adolfo, Rolán, José Ignacio Gracia, José María Hernández, José Enrique Masía, Paco Roldán, Fernando Feito, Enrique Quintela, Alfredo Muñoz, Martín Laín, y por último, Miguel Caravantes, el fotógrafo. La primera madrina fue Dª. Dorinda Ramos de Barreiros.
Don Manuel Soto concedió ayudas económicas a la Tuna para trajes y becas. De esta manera la Tuna comienza sus andanzas y aventuras, animando la vida de la Escuela en momentos especiales.
En 1963 don Manuel Soto abandona la Dirección a la edad de 81 años. Según cuenta Dª. Paloma Soto, hija de don Manuel, su padre prolongó su dirección todo lo que pudo con la esperanza de que le sucediera en el cargo don José María Oriol y Urquijo . Sin embargo, el nuevo director fue D. Fernando Rodríguez-Avial Azcunaga, que permanece en el puesto hasta 1969.
Para acelerar más todavía la formación de ingenieros, nació la ley 2/1964 que reducía los estudios superiores de seis a cinco años, así como los de grado medio, de cuatro a tres.
En total, el proceso era el siguiente: “Bachillerato, Preuniversitario, Prueba de Madurez, y finalmente, cinco cursos de ingeniería”. Tal y como dice el texto oficial “la depuración, aún posible, puede hacerse a lo largo de los cinco cursos”.
También se creó en 1964 el título de Ingeniero Técnico.
Un año después, en 1965, se detallan las especialidades. Desaparecen Textil y Acústica- Óptica, mientras que aparecen Metalurgia y Organización.
Otro paso importante hacia la coordinación de los estudios técnicos fue la agrupación de las ETS en Institutos Politécnicos.
El primero en constituirse fue el Instituto Politécnico de Madrid, que agrupaba la ETS de Arquitectura, así como las de ingenieros Aeronáuticos, Caminos, Industriales, Minas, Montes, Navales y Telecomunicaciones.
En cuanto a las ETS de otras regiones de España, el Decreto establece que “se integrarán en un instituto politécnico superior, cuando lo aconsejen las circunstancias de número y emplazamiento, y previo informe del Consejo Nacional de Educación, y acuerdo del Consejo de Ministros”.
De junio de 1969 hasta julio de 1972 es Director D. Adelardo de Lamadrid Martínez.
El 4 de Agosto de 1970 se promulga la Ley General de Educación, que establece las directrices por las que ha de guiarse la enseñanza en todos sus niveles. Posteriormente se publican decretos para hacer realidad las ideas de esta Ley. Así, por el Decreto del 11-3-71, el Instituto Politécnico de Madrid se estructura en Departamentos que agrupan las materias básicas y tecnológicas afines, cuyas enseñanzas se impartan en diferentes ETS.
También por este Decreto, el IPM se constituye en Universidad, con la denominación de Universidad Politécnica de Madrid.
El último Plan de Estudios, que sigue vigente todavía, es el de 1976. La principal novedad es que se amplía un año la duración de la carrera, pasando de cinco a seis. Por otro lado, en la especialidad de Electrotecnia surge la intensificación en Automática y en la de Mecánica la intensificación en Construcción.