CLEMENTE CEBRIÁN MARTINEZ

Don Clemente Cebrián nació en 1908. Aunque por circunstancias familiares nació en La Unión, Murcia, procede de familia valenciana. Su vida en Madrid comenzó en Diciembre de 1917.

Etapa de estudiante

Realizó la carrera de Ingeniero Industrial en la Escuela de Madrid, terminando en 1930, y habiendo empleado sólo cinco años en realizar los seis cursos de que comprendía.

Comenzó los estudios preparatorios muy pronto. Con tan sólo 14 años ingresó en la Academia que don Manuel Soto tenía en la Calle de la Bolsa nº. 11. Sus compañeros eran todos mayores, en torno a los 17 años. Posteriormente pasó a la Academia Valdivia de la Calle Génova, a la cual acudían aspirantes a Industriales y Agrónomos.

De los 300 estudiantes que lograron ingresar en la Escuela junto con el Señor Cebrián, tan sólo unos 40 finalizaron la carrera. La mayor parte de los que abandonaban no habían realizado los exámenes de ingreso sino que accedían a la Escuela después de haber terminado la carrera de aparejadores.

Don Clemente estudió por el plan de 1907, y por tanto, no eligió ninguna especialidad, el título incluía las tres: Mecánica, Química y Electricidad. De las tres disciplinas, la que más le gustó siempre fue la Química, aunque paradójicamente, toda su vida se dedicó a la Electricidad.

Recuerda la fuerte rivalidad que había entre los estudiantes de la Escuela y los del ICAI. A pesar de esta rivalidad, reconoce justamente las cualidades de un profesor del Instituto Católico, el Padre Pérez del Pulgar, que gozaba de una aureola de sabio al estilo de Esteban Terradas. Eran famosas las discusiones de estas dos eminencias en torno a temas científicos.

Don Clemente no pasó la guerra en Madrid. Permaneció tan sólo hasta Octubre de 1936. Logró salir de Madrid con un salvoconducto que él mismo fabricó. Su amigo Antonio Igual tomó al dictado una carta en la que un supuesto comité obrero de Isolux autorizaba a su presidente para viajar a Barcelona en busca de unos motores, y si allí no los conseguía, pasar a Francia. La carta iba rematada por un sello que decía “UGT- Isolux”, y que el mismo Cebrián había mandado hacer para la ocasión, por tan sólo cuatro pesetas. De esta manera consiguió pasar a Valencia y de aquí a Barcelona. En Barcelona encontró a un antiguo compañero de carrera que tenía mando en las autoridades locales. Después de convencerle de que eran los obreros los que le mandaban, consiguió su ayuda para pasar a Francia. Posteriormente volvió a España a través de Biarritz. Entró en San Sebastián y después llegó a Burgos, donde sirvió en Aviación con el Comandante Reina, construyendo aeródromos. Curiosamente, estando en Burgos, colaboró con el diplomático Antonio Espinosa en la transcripción de los conocidos papeles de Azaña.

Isolux, Isodel-Sprecher y Electro Medida

Antes de que comenzara la Guerra, en el año 1931, D. Clemente había empezado a trabajar en la SEFA (Sociedad Española de Fabricación de Automóviles), que se encontraba en el Paseo de las Acacias. Esta empresa no funcionaba muy bien, y acabó cerrando.

Estando en la SEFA, Don Clemente decidió montar una empresa propia. Participaron inicialmente algunos amigos, aunque la mayoría siguió posteriormente caminos diferentes. Entre estos participantes podemos citar a Martos, Igual, Lantero y Faquinetto. Hace hincapié el señor Cebrián en lo mal que estaba la economía en aquellos primeros años 30, “mucho peor que ahora”. Aun así, consiguieron abrirse camino, y llegaron a realizar instalaciones de reputados cines como el Carretas (cuando era un cine elegante), el Calatravas, el Torrijos y muchos otros.

El 1 de Julio de 1933 la empresa se constituyó en Sociedad Limitada, se redactaron los estatutos, y así es como nació Isolux. Faquinetto desapareció durante la Guerra, con el tiempo se supo que había fallecido en Argel. En ese momento entró en la empresa Antonio Igual, amigo de Cebrián. Posteriormente salió Lantero, que se fue a Bilbao.

Con el paso del tiempo Isolux se convirtió en Sociedad Anónima, dedicándose a instalaciones de mayor envergadura, entre las que destacan:

  • Centrales de producción de energía eléctrica: hidráulicas y térmicas.
  • Subestaciones de transformación, hasta 400 Kv. (especialmente las de Fenosa en Galicia, primera gran empresa eléctrica con la que trabajaron).
  • Líneas aéreas y subterráneas en alta y baja tensión.

A pesar de que Don Clemente Cebrián ya era un empresario cuando comenzó la Guerra, pensó mucho durante esos tres años en crear una empresa de fabricación y no sólo de instalaciones. Consiguió su sueño en 1951, año en que cristalizaron las negociaciones con dos importantes fabricantes de aparellaje eléctrico: Ateliers de Constructions Electriques de Delle (Francia) y Fabrique D´Appareillage Electrique Sprecher & Schuh (Suiza), esta última ya no existe.

En 1953 empezaron las primeras entregas de Isodel-Sprecher, pues así es como se llamó a la nueva sociedad. Desde el moderno edificio de Méndez Alvaro nºs 110-112, Isodel-Sprecher fabricaba y comercializaba productos de primera calidad, que se vendían en todo el mundo. Destacan las exportaciones hacia Francia, Suiza y Portugal, compitiendo y superando a marcas como AEG o Siemens. A Iberoamérica exportó en grandes cantidades, principalmente a Méjico, Perú y Ecuador. Destaca que el primer representante de Isodel en Ecuador fue Belisario Bentancourt, que llegó a ser presidente de la República. Otro cliente de primera línea fue Marruecos.

Las relaciones de Isodel-Sprecher con sus socios franceses y suizos eran muy cordiales. Los técnicos españoles visitaban frecuentemente las fábricas de Delle y Sprecher para recibir información y adiestramiento en temas novedosos. En 1955 se permitió la participación hasta el 40% por parte de Delle y Sprecher.

La demanda aumentaba vertiginosamente, y en menos de siete años, Isodel ya tenía 350 obreros y 120 empleados técnicos y administrativos en un espacio de 16.000m2. Esto sucedía en 1960. Posteriormente Isolux contaba con 1200 trabajadores. El grupo Isodel-Isolux-Electro Medida llegó a tener hasta 5000 empleados.

El primer objetivo que se marcó Isodel desde su fundación fue LA CALIDAD. El segundo, cumplir los plazos de entrega, y por último, reducir al mínimo los costes. Todos ellos se consiguieron con brillantez, sobre todo el primero. Al principio, las casas extranjeras recelaban de prestar sus nombres a una sociedad que nada sabía de fabricación. Rápidamente comprobaron que los productos españoles eran como mínimo igual a los suyos.

Desde el primer momento Isolux-Isodel atendió especialmente el cuidado del personal de la empresa. Vigilaba con el mismo esmero las habilidades técnicas y el desarrollo humano de los trabajadores. La empresa estimulaba a los obreros con atenciones de tipo social: modernos comedores, grupos recreativos subvencionados, excursiones culturales… “con la visión desde el primer momento de crear una gran familia consciente de su ideal y de su fecundo trabajo”.

“Electro Medida” nació un año después que Isodel, en 1952, como un acuerdo entre Isolux y la compañía suiza Trüb, Taüber & Cie, que es líder en la fabricación de material para medidas eléctricas de precisión. Electro Medida estaba participada en un 33% por los suizos, que se preocupaban a fondo por que se cumplieran los niveles de calidad. Al principio, Madrid fabricaba los aparatos, pero con un alto porcentaje de subsistemas importados. En 1960, el porcentaje era tan solo de un 3%.

La crisis del grupo Isodel comenzó a finales de los años 70, cuando D. Clemente Cebrián ya se había jubilado. La causa del declive fue la irresponsabilidad del sindicato de Comisiones Obreras, que con manifestaciones y huelgas emponzoñó la empresa. Los socios alemanes y suizos abandonaron ante tan caótica situación, y finalmente la fábrica cerró.

Profesor en la Escuela.

Don Clemente Cebrián comenzó siendo profesor ayudante de D. Alberto Inclán, que enseñaba Física y Calor. Cuando murió Inclán, Cebrián se presentó al puesto de profesor adjunto, y consiguió la plaza. Con el paso del tiempo, la categoría de profesor adjunto estaba llamada a desaparecer, y en ella permaneció Cebrián hasta su jubilación en 1978. Esto no le impidió cambiar de asignatura varias veces.

Cuando quedó vacante la cátedra de Física, empezó a preparar la oposición, pero abandonó en favor de Don Antonio de la Vega, a quien facilitó incluso el programa de Calor, que ya había elaborado.

También enseñó la asignatura de Centrales, Líneas y Redes. Dejó la enseñanza durante siete años por falta de tiempo. A la vuelta se encargó de los Proyectos de Electricidad, y posteriormente, de los Proyectos Eléctricos de Reválida.

Desde su puesto de profesor hacía de puente entre la Escuela y la Industria, e incorporó para las filas de Isodel a muchos ingenieros recién acabados. Entre otros: Elías del Hierro (último consejero delegado de Isodel), Arrazola, Benassar, Ruiz Barrero ó Ángel Matías Alonso (Catedrático de Máquinas Eléctricas en la Escuela)…

D. Clemente Cebrián ha recibido a lo largo de su vida varias condecoraciones en reconocimiento de su fructífera labor. He aquí algunas de las más destacadas:

  • Gran Cruz y Encomienda del Mérito Civil.
  • Medalla de plata con hojas de roble del Trabajo.
  • Caballero de la Legión de Honor de Francia.

D. Clemente, al igual que otros antiguos profesores de los que ya hemos hablado, es un ejemplo a seguir en cuanto a educación y elegancia. Asombra su agilidad física y mental ¡con 88 años!, pero más que todo eso hay que admirar su optimismo. Es de los poquísimos ingenieros que animan a montar una propia empresa: “Hazlo, claro que sí, es lo más bonito que hay”. Es bueno saber que hay personas que han arriesgado y han llegado a triunfar.