ADELARDO DE LAMADRID MARTÍNEZ
Estudió la carrera de aparejador y posteriormente la de Ingeniero Industrial, en la Escuela de Madrid, terminando en 1930.
En 1933 gana por oposición el puesto de profesor titular de “Elementos de Máquinas y Mecanismos” y de “Hidráulica y Máquinas Hidráulicas” en la Escuela de Bilbao. En el mismo año, por comisión de cátedra pasa a Madrid.
Desde 1933 trabajó en el Ministerio de Industria, comenzando desde Ingeniero Segundo de plantilla y llegando hasta Inspector Jefe de 1ª en 1949.
En 1962 es nombrado catedrático numerario de la Escuela de Madrid.
Un año después es nombrado Jefe Técnico del Ministerio de la Vivienda. Asimismo, colaboró en el Plan Urbanístico del área metropolitana de Madrid, construyendo polígonos industriales. En 1970 es Jefe de la Sección de Servicios Urbanos de la COPLACO.
También trabajó en la empresa privada: Barreiros, MOSA y CIMUR (Centro de Información de Muros Cortina).
Fue director de la revista Ingeniería y Construcción y de FYD.
En la Escuela de Madrid fue secretario durante muchos años, y estrecho colaborador de don Manuel Soto. En 1969 accede a la Dirección de la Escuela, sucediendo a Don Fernando Rodríguez-Avial. Permanece en el puesto hasta 1972.
Con la Dirección de don Adelardo de Lamadrid termina este proyecto fin de carrera, pues se ha optado por no recoger la obra de todos aquellos profesores o catedráticos que continúen en activo. Los sucesores de don Adelardo en la Dirección han sido: Eugenio Andrés Puente (72-76), Emilio Bautita Paz (76-80), Pedro Martínez (80-84), Manuel Muñoz Torralbo (84-87), Luis Ortiz Berrocal (87-92), Fernando Aldana (92-92¿?), José María Martínez-Val (92-96), y actualmente, Javier Uceda Antolín.
La labor de don Adelardo dentro de la Escuela es de gran importancia. Según cuentan algunos entrevistados, solía pasar gran parte del día dentro de ella. Don José Molina, que fue el habilitado durante muchos años, y estrecho colaborador del señor Lamadrid, afirma que decir “Lamadrid” es decir “Escuela”. Esto le complicó un tanto la vida al señor Molina, pues a menudo tenía que trabajar hasta altas horas porque don Adelardo “parecía que vivía en la Escuela”.
Como resultado de esta dedicación tan intensa nacieron varias ramas en el tronco de la Escuela. Así por ejemplo, se creó la Escuela de Delineantes en el año 1949. El primer director fue D. José Antonio Carranza. Curiosamente los profesores de los delineantes eran alumnos de nuestra Escuela, como D. Alberto Valenciano, D. J.J. Scala, y otros muchos. Esta iniciativa fue todo un éxito, y llegó a tener hasta 400 alumnos. Conforme iba creciendo el número se vio la necesidad de sacar esta actividad del edificio de la Escuela. Así, los delineantes pasaron a la calle Flor Alta, cerca de la calle de los Libreros. Este era el local que ocupaban los peritos, y que abandonaron para pasar a su actual emplazamiento en la Glorieta de Embajadores.
El señor Lamadrid también formó parte del grupo encargado de realizar las Universidades Laborales (Tarragona, Córdoba, Gijón). Le acompañaban: el señor Ruiz Castillo, profesor de Topografía, D. José Antonio Carranza, y don José Luis Dessi. Posteriormente, la dirección de las Universidades Laborales fue tomada por la Junta de Formación Profesional, cuyo director era D. Guillermo Krahe.
Una de las ramas que no podemos olvidar es el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, proyecto que comenzó en 1943. En esta aventura formó tándem con don Victoriano López.
El señor López era Ingeniero Industrial, Ingeniero Jefe de la sección de Materias Primas de la Sección Reguladora de Cinematografía, y autor de varios libros sobre la técnica del cine. Su idea era crear en España algo parecido al Centro Experimental de Cinematografía Italiano, que había visitado en Roma. Comenzó pidiendo ayuda al Ministerio de Educación y a nuestra Escuela, donde D. Manuel Soto, y sobre todo don Adelardo de Lamadrid, le dieron todo tipo de facilidades.
El primer paso fueron unos cursos sobre Cinematografía que don Victoriano organizó en nuestra Escuela en 1942 junto con D. Antonio Colino y D. Luis Marquina Pichot (Ingeniero Industrial y director de películas largas). Como consecuencia de estos cursos se instaló en los planes de estudio la asignatura de Cinematografía (electroacústica, sonido y laboratorio), siendo D. Victoriano el profesor de esta disciplina.
“Sin embargo, lo que había empezado siendo sólo un curso de unas cuantas lecciones, de carácter voluntario para los estudiantes de Ingeniería Industrial, se convirtió en un proyecto tan amplio como para ocuparse de sectores provenientes de la propia industria cinematográfica, de tal modo que el Ministerio de Educación Nacional concedió los créditos necesarios para la construcción de las obras y adquisición de aparatos, y crea el Centro de Investigaciones Cinematográficas” (73) .
El siguiente paso fue la creación de un laboratorio cinematográfico, que tenía una sala de proyección (que era además aula de clases), así como diversos aparatos como por ejemplo un sensitómetro, cámaras de 16 mm., equipos de revelado en blanco y negro… Dos d-e los alumnos de aquellos cursos (Fernando Encinas y Escudero Montoya) fueron luego profesores en el Instituto.
Para hacernos una idea de cómo se puso en marcha el laboratorio, reproducimos a continuación una entrevista con los señores Lamadrid y López que apareció en una revista de cine el 30 de Marzo de 1944 :
– ¿Cómo nació este proyecto?- Preguntamos al señor Lamadrid.
– La Escuela tiene que estar siempre atenta a la importancia que alcance en cada momento una industria determinada , y la industria cinematográfica ocupa ya un primerísimo puesto por su volumen económico, tanto como por la técnica que posee. El cine es importantísimo por su interés científico y por su interés profesional. Pendientes de abrir caminos a nuestro alumnos, tenemos que ocuparnos de ofrecerles, con las mayores garantías, nuevos horizontes que les permitan ejercer sus cargos con los mayores rendimientos.
– La idea está en marcha ¿Son antiguos los proyectos?
– Nada de eso. La idea surgió después de la guerra. Se trata de una iniciación. Ya se dan cursillos breves sobre materias cinematográficas: se dan como curso normal, y ello no es más que el prólogo, una actuación de la Escuela Especial de Ingenieros Industriales para llegar a la creación del Centro Experimental de Cinematografía.
– ¿Qué abarcará?
– En el Centro, fundamentalmente, se van a desarrollar dos labores: la de perfeccionar a los alumnos de Ingenieros, y la de investigación. A esta última, por su capacidad y sus posibilidades, podrán acudir todas las actividades de orden técnico y artístico del cine.
– El estudio y la investigación cinematográfica que aquí se realice, ¿llevará el aval oficial?
– No pretendemos tanto. La industria cinematográfica tiene sus responsabilidades, y nosotros, como Escuela, las nuestras. El Centro o Laboratorio nace para perfeccionar al capaz de perfeccionarse, pero no para respaldar conocimientos que, en una técnica como ésta, sólo el éxito profesional puede respaldar. No pretendemos una labor de absorción…
Interviene el señor López:
– Más bien se trata de que los técnicos que pululan por esos estudios, observando y con entusiasmo, vengan a perfeccionarse.
– ¿Tendrán cabida los técnicos de todo orden?
– Más bien los técnicos auxiliares, como son operadores, cabina, sonido…
– Y la tarea consistirá…
– Se harán cosas prácticas-añade el señor Lamadrid-sobre sonido, iluminación, electricidad…
– ¿Con pago de matrícula?
– Se acomodarán estos cursos a todas las posibilidades de orden económico.
– Ambicioso resulta este plan de enseñanza-comentamos
La piscina en 1943. El edificio de Tecnología Nuclear se construyó mucho después. Al fondo se pueden ver algunos edificios de la Residencia de Estudiantes.
– Pues nada es si lo comparamos con el plan de investigación, tanto en sonido como en color y en relieve, a los que queremos que la técnica española aporte, con características peculiares, un máximo perfeccionamiento. Para ello la Escuela ha buscado ya en sus cursos de cine ir destacando un grupo de ingenieros que, iniciados en esta labor, le dediquen el máximo esfuerzo, con esperanza de los más beneficiosos resultados.
– Decidido el propósito, y el Centro en marcha, ¿de qué medios se han servido para ampliar esta manifestación cultural dentro de las disciplinas de la Escuela?
– Hasta ahora, sólo la ayuda de este gran hombre (y nos señala el señor Lamadrid un magnífico retrato del Ministro de Educación Nacional, Sr. Ibáñez Martín). Percatado de la finalidad que perseguimos, ha puesto en el empeño tal entusiasmo que sólo a él se debe la creación de este Centro. Ya enseñaremos a usted el estado de las obras que se realizan por cuenta del Estado para la instalación de platós aislados del resto de la edificación; la piscina permitirá rodar escenas bajo el agua, con lluvia artificial; los camerinos, laboratorios en blanco y negro y en color, local sensitométrico, sala de dibujos animados, las salas de maquillaje y demás locales necesarios, sección de montaje, sala de proyección, sala de sincronización…
Y paseando después por aquel bello lugar de los altos del Hipódromo, vemos claramente que es una realidad, puesto que numerosas brigadas de obreros ultiman las edificaciones.
– El edificio del laboratorio-nos dice el señor López-es el que va más adelantado. Calculamos que en el mes de mayo estará ya terminado.
– ¿Mucho gasto en él?
– Calculamos que unas 800.000 pts, aportadas, como el resto, por el Ministerio de Educación Nacional.
– El material del Centro, ¿será construido en España?
– Todo no es posible-dice el Sr. Lamadrid-. Nos serviremos de material nacional y extranjero. El registro de sonido será, desde luego, Laffon y Selgas.
Y se extiende en elogios de este sistema nacional.
– Parte-continúa diciendo-habremos de traerlo del extranjero, a medida que las circunstancias que atravesemos lo permitan. Ya tenemos en nuestro poder algún buen aparato, como un sensitómetro, espesímetros y densímetros. Además, quedará a disposición del Centro de Investigación, y para sus prácticas, el material de todo orden con que cuenta la Escuela.
– La labor inmediata realizada, Sr. Lamadrid-inquirimos.
– La Escuela ha editado ya un libro titulada Lecciones de Cine, y se dan normalmente. Se ha realizado un documental técnico en combinación con el NO-DO, se ultiman cuatro guiones de documentales científicos y técnicos, y se preparan cuatro libros más sobre cine, que abarcarán estos puntos: sonido, color, óptica y cámara y sensitometría.
– Dentro de este curso…
– Durante este curso se iniciará un cursillo para operadores de cabina.
– Que dirigirá…
– El profesor de cine Sr. López, y será explicado por los alumnos. Actualmente se realizan con éxito prácticas de cine en color.
– El capítulo de necesidades y elogios no falta, Sr. Lamadrid. Díganos, ¿cuáles son las más urgentes y quién colabora con los mejores entusiasmos?
– La necesidad mayor, y que no será dentro de poco, consiste en completar el material científico, especialmente las cámaras tomavistas; ver terminado el Laboratorio y los de revelado y positivado, así como el de montaje. Y otra necesidad, no tan grande, que llegue a nosotros el interés y el calor de toda la industria cinematográfica, que, en fin de cuentas, será la beneficiada.
– ¿Y el elogio?
– En primer lugar para el Exmo. Sr. Ministro de Educación Nacional, que está enamorado del proyecto y le presta una cálida ayuda y eficaz apoyo. Sin los entusiasmos y brío del señor Ibáñez Martín nada hubiéramos logrado. Después, el Director de nuestra Escuela de Ingenieros, D. Manuel Soto Redondo, que no sólo está encantado con este Centro de Investigación, sino que, además, como ve en él un nuevo campo con las mayores garantías para nuestros ingenieros, colma sus ambiciones…
– Y después-interrumpe el Sr. López-el Sr. Lamadrid, ayudante incondicional se Sr. Soto Redondo.
Rehúye el Sr. Lamadrid el elogio con este comentario:
– Para terminar, diga usted que la labor de realización, acaso la más ardua, la lleve este Sr. López, que ha puesto al servicio de la causa encomendada a todos por el Sr. Soto, su inteligencia, su cariño, y su amplia capacidad de trabajo.
Firmado: BONIFACIO ARRABAL.
En 1943 se rodó una película científica titulada “Ensayos del Acero”, quizá la primera producción de tipo científico realizada en España.
En la tesis de D. Lucio Blanco se hace mención a la tertulia de la cafetería “la Elipa”, en Alcalá 43 (donde ahora se ha instalado una tienda de deportes). Allí se reunían los alumnos de la Escuela de Ingenieros que seguían las clases de cinematografía. Don Victoriano también era invitado, y posteriormente se fueron sumando profesionales de la industria cinematográfica: C. Feduchy, C. Serrano de Osma, José Mª Elorrieta, López Clemente y otros nombres relacionados con el cine por la vía administrativa, como Antonio Fraguas.
De este grupo de tertulianos surgió el cuadro de profesores del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematrográficas en cuanto a temas técnicos. José María Elorrieta puso en contacto a este grupo con el de Filosofía y Letras que pretendía llevar la enseñanza del cine a su Facultad. De este encuentro, ya definitivamente, saldría casi la totalidad del profesorado de los primeros años del Instituto.
También de la tertulia de “la Elipa ” salió el principal equipo de la revista Cine Experimental , donde se recogían las ideas de Don Victoriano y otros fundadores.
El IIEC permaneció en nuestra Escuela desde el primer curso, 1947-48, hasta el 1957- 58. Durante estos años, la relación del Instituto con nuestra Escuela se fue deteriorando. Los alumnos del Instituto llegaron a declararse en huelga en el curso 1954-55. Pedían mejores medios, a la vez que protestaban contra el nuevo Director (José María Cano Lechuga), que había sido censor, y con el que los alumnos no estaban muy de acuerdo.
D. Fernando Sánchez Dragó incluso le consideraba un comisario político. El peor momento llegó cuando D. Victoriano dejó la Dirección, el Laboratorio Central de Electrotecnia necesitaba más espacio, y la Escuela reclamó al Instituto los locales que le había prestado. El ambiente era muy tenso y los respectivos directores del laboratorio de electrotecnia y del de cine casi llegaron a las manos.
Después de abandonar nuestra Escuela, el IIEC se quedó en la calle durante unos meses hasta que ocupó la sala de proyección de la FAE (Fomento de las Artes), en la calle Presidente Carmona nº7. De aquí pasó a Cine Arte, después a la calle Monte Esquinza esquina con Génova, y por último al edificio propio de la Escuela Oficial de Cine en la Carretera de la Dehesa de la Villa, hoy sede de la Filmoteca Nacional. Curiosamente, en este edificio gozó la Escuela de Cine de abundantes medios y comodidades, pero fue su decadencia, los alumnos estaban menos motivados y creativos.
Esta es la lista de los que han sido directores en el IIEC/EOC:
- D. Victoriano López García: 1947 hasta el 30-9-55.
- D. José María Cano Lechuga: 30-9-55 al 4-3-59
- D. José Luis Sáenz de Heredia: 14-3-59 al 21-10-63
- D. Luis Ponce de León Ronquillo: 31-10-63 al 1-7-64
- D. Carlos Fernández Cuenca: 1-7-64 al 22-2-68
- D. Antonio Cuevas Puente: 22-2-68 al 1-5-69
- D. Juan Julio Baena Alvarez: 21-5-69 hasta la extinción del centro.
Tal y como dice D. Luciano Blanco en su tesis: “La época de don Victoriano tiene todas las características de una época pionera: ilusión y vocación cinematográfica, sin pasiones ideológicas, que suplen la falta de medios lógica en esos momentos…”
Durante el período que permaneció el Instituto en nuestra Escuela salieron de ella importantes personajes, entre los que destacan: Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardén, Julio Diamante o Ana Mariscal entre otros muchos. Todo ello muestra lo importante que fue el apoyo prestado por el señor Lamadrid como representante de la Escuela al naciente Cine de España.