JUAN FLÓREZ POSADA

Juan Flórez Posada, es una de las más destacadas personalidades del Cuerpo de Ingenieros Industriales, al que va unido su nombre en un largo período.

Terminados en 1900 los estudios de la carrera, en la Escuela de Barcelona, cursó también en el Instituto de Montefiore, de Lieja.

Obtuvo por oposición la Cátedra de Teoría General y Especial de las Máquinas en la Escuela Central de Ingenieros Industriales, de la que llegó a ser Director, y publicó, en colaboración con D. José Morillo Farfán, una obra sobre “Generalidades y empleo de las corrientes trifásicas”. Asimismo, desplegó gran actividad en conferencias, artículos y trabajos de diversa índole.

En la esfera técnico- administrativa ocupó situaciones preeminentes. Al crearse la Dirección General de Comercio, Industria y Navegación en el Ministerio de Fomento, fue nombrado asesor de la misma; pasó al nuevo Ministerio de Trabajo, Comercio e Industria, con el carácter de Jefe Superior de Industria, y fue subsecretario encargado del despacho al constituirse el Directorio Militar.

De su amplia labor destacamos en primer término el impulso que imprimió a la enseñanza industrial en sus distintos grados, y en este aspecto le cupo la satisfacción de inaugurar personalmente buen número de centros dedicados a ella.

Perteneció también al Consejo de Instrucción Pública hasta su disolución. Colaboró activamente en la Organización de las Asociaciones de Ingenieros Industriales, y desempeñó el cargo de presidente de la Junta Superior de la Asociación Nacional de Ingenieros Industriales. Su entusiasmo por la colectividad le hizo merecer el respeto y estimación de todos sus compañeros. Falleció en 1933.

Artículos aparecidos en Madrid Científico:

  • Su Majestad el Catedrático. Madrid Científico 1903, pág 447. Lo reproducimos por su brevedad:

“¿Qué es un catedrático?. Crean ustedes que apenas me atrevo a definirlo, por temor a que me llamen utopista o cosa por el estilo. Pero en, fin, para no apartarme demasiado de la realidad voy a decir lo que no es; precisamente, un catedrático.

Para mí no es un señor grave, que muy ceremonioso suelta á diario el chorro de su elocuencia para repetir desde lo alto de una plataforma, lo mismo que dijo el mismo día del año anterior, y ¡quién sabe! quizá a la misma hora. No es el campanudo y superior, que contempla con pedantesco desdén a una juventud anónima, apiñada en un aula.

No es el señor de cara de pocos amigos ó de demasiados amigos, que el día del examen dice: ahora es la mía…ni el que se ha plantado el día de la toma de posesión y tiene su ciencia hecha desde entonces, mucho menos el que ponga entre sus alumnos y él, el escalón del grado jerárquico…sin más.

Porque, aunque no sea más que una pequeña parte de mi pensamiento, diré que para mí el catedrático es sólo un estudiante más antiguo, que ha llegado antes, más experimentado, y que por lo tanto, puede dirigir y guiar a los jóvenes alumnos, que tienen la suerte de haber nacido después que él…”

  • Dos artículos acerca de la enseñanza. Madrid Científico, 1907, números 546 y 554 (este último dentro del suplemento “El Ingeniero”).
  • Flores en el Ateneo. Madrid Científico 1912. Los ingenieros industriales frente al resto de cuerpos por las
  • La enseñanza técnica. M.C. pág 21.
  • Las matemáticas en la ingeniería. M.C. 1914, pág 177.
  • Pide la cruz de Alfonso XIII para Augusto Krahe. M.C. 1921, pág 195.
  • Intervencionismo y proteccionismo. M.C. 1925, nº1139.